1 de enero de 2017 – Santa María, Madre de Dios
Os deseo a todos un Feliz Año 2017, que comenzamos bajo la protección de Santa María, Madre de Dios. Que Ella haga realidad nuestros deseos de Paz y Felicidad (Num 6,22-27). Probablemente todos queríamos dejar atrás el año que ha terminado. Sin duda no cumplió los deseos que teníamos al comenzarlo. La crisis sigue y amenaza este nuevo año. El papa ha escrito un mensaje para la Jornada Mundial de la Paz: «La No-Violencia: un estilo de política para la paz”. En el mensaje se señala que la violencia y la paz indican dos maneras opuestas de construir la sociedad. Hay que moverse en los espacios de lo que es posible, negociando vías de paz, incluso ahí donde los caminos parecen ambiguos e impracticables.
La no- violencia tiene un enfoque político realístico, abierto a la esperanza. Se trata de un método político fundado en la primacía de la ley. En esta perspectiva, es importante que siempre se reconozca la fuerza del derecho, en vez, del derecho de la fuerza. Se trata de reconocer el primado de la diplomacia sobre el fragor de las armas. El tráfico ilícito de las armas con frecuencia sostiene la mayor parte de los conflictos en el mundo. Y la no-violencia como táctica política puede hacer mucho para combatir este flagelo.
El Papa, en el mensaje de este año titulado “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mt 5,9), presenta la paz como un don de Dios y como una tarea del hombre. Lógicamente se fija en el segundo aspecto. Aquí tienes algunos extractos. Los que trabajan por la paz son quienes aman, defienden y promueven la vida en su integridad. Entre los derechos humanos fundamentales, también para la vida pacífica de los pueblos, está el de la libertad religiosa de las personas y las comunidades.
Uno de los derechos y deberes sociales más amenazados actualmente es el derecho al trabajo. Esto se debe a que, cada vez más, el trabajo y el justo reconocimiento del estatuto jurídico de los trabajadores no están adecuadamente valorizados, porque el desarrollo económico se hace depender sobre todo de la absoluta libertad de los mercados. El trabajo es considerado una mera variable dependiente de los mecanismos económicos y financieros. Quien trabaja por la paz realiza la actividad económica por el bien común, vive su esfuerzo como algo que va más allá de su propio interés, para beneficio de las generaciones presentes y futuras. Se encuentra así trabajando no sólo para sí mismo, sino también para dar a los demás un futuro y un trabajo digno.
Actualmente son muchos los que reconocen que es necesario un nuevo modelo de desarrollo, así como una nueva visión de la economía. Todos los que trabajan por la paz están llamados a cultivar la pasión por el bien común de la familia y la justicia social, así como el compromiso por una educación social idónea. Es necesario proponer y promover una pedagogía de la paz. Ésta pide una rica vida interior, claros y válidos referentes morales, actitudes y estilos de vida apropiados.
La fiesta de Santa María, Madre de Dios, sigue siendo como la Navidad, ante todo la fiesta de la vida (Lc 2,16-21). Una vida confiada a los cuidados de los hombres y mujeres. Una vida que debe ser protegida desde su concepción hasta el momento final. Una vida siempre amenazada por el egoísmo humano y las tendencias destructoras que residen en el corazón del hombre y que se pueden desbordar cuando son manipuladas por las ideologías políticas.
María, Madre de Jesús, que es el Hijo de Dios, nos enseña a mirar al hombre concreto, al hombre sufriente y doliente que las ideologías consideran un número dentro de la nación, el pueblo, el estado. La verdad del hombre es siempre una verdad concreta, con un nombre propio, con un rostro único e irrepetible, que traduce el rostro humano de Dios manifestado en Cristo Jesús. De la misma manera que los padres dan un nombre al hijo antes de nacer, Jesús fue llamado con ese nombre ya en el momento de la Anunciación. María es la puerta que abre este nuevo año y que nos introduce siempre en el Reino, porque Ella nos lleva siempre hacia Jesús. Que Ella nos acompañe a lo largo de todo este año y nos conceda la Paz y la Felicidad.